sábado, 26 de septiembre de 2015

PRE-TEXTOS DE CREACION I


  

Un árbol no existe, solo vemos lo que queda, esa corteza del aire que la savia empuja para alzarse: el trazo de una elevación. Así nosotros, somos ese rastro que va quedando. Tal vez el alma, como el agua, siempre tiene el anhelo por regresar al cielo; como si se pudiera volver a ese primer estado. Si es que es así, el árbol y el acto creativos son una ilusión que nos permiten ver rastros de ello. Pero en la espléndida exuberancia del árbol queda la madera, y entonces decimos árbol, como decimos: un dibujo, una línea. Cúmulos de arterias palpitando que quedan de la ilusión, dos enjambres enlazados por nuestra verticalidad, uno escarbando la oscuridad y otro escarbando la luz.