sábado, 19 de junio de 2010

Ideas de entrevista II

    – En ciertas ilustraciones hay mucho del blanco y del negro. ¿Por qué presentarlos de esta manera?

    Entiendo el color como las palabras y al negro lo entiendo como silencio, pero un silencio no dicho. Me gusta su presencia, el negro es el lugar de donde todo surge, el lugar que todo dice, donde se guarda todo y que, como en la penumbra, los colores se vuelven luz. El blanco sería por lo tanto otra sonoridad, sonoridad iluminada. Así el negro será lugar natural de los sueños, como la noche se presta a dibujar con un tono perfecto los deseos. Sí, el color de la imaginación siempre empieza en negro.  Yo muchas veces empiezo desde ahí, para que el color, como las palabras, se vuelvan luz, luz roja, luz amarilla, luz azul, colores que no solo tiñen sino que además generan un tono, construyendo la atmósfera. Ahora, la economía del color es indispensable para que sea eficaz esta escritura, la monocromía enfatiza los significados del color, una gama cromática que sirva de penumbra extrema el valor de un color significándolo y jerarquizando su uso, de ahí este uso que parte del negro.

    – ¿Cómo describiría su estilo generalmente?

    Sobre mi estilo he pensado en varias ocasiones y me resulta difícil definirlo, es evidente que me atraen muchas ideas estéticas y discursivas, por lo que mi estilo sería una especie de líneas de esa urdimbre que se va tejiendo permanentemente como lo es la memoria. Ahora, algo que me orienta mucho es el surrealismo, pero no el surrealismo del automatismo sino de la forma de acercarse a las realidades. Me gusta trabajar con lo incierto y las ausencias, hallando cierto sentido en los fragmentos de la realidad, no sé si sea admiración por ese realismo mágico de la literatura. También creo en la lectura como acto creativo y eso me ayuda mucho; trabajar en los bordes de la ilustración, por afuera, en lo que no se ve, donde la memoria y las realidades se juntan, en esos resquicios intento construir un lenguaje, un lenguaje muy escénico podría decir?

    – Sobre su trabajo seleccionado en Bologna 2008

    Se trata de una serie de ilustraciones para un libro que edito Anaya sobre un tema muy hermoso, el poder “mágico” de lo femenino. “A las buenas y a las malas”, son una antología de historias en las que aparecen personajes como brujas, hadas y princesas encantadas que juegan con la idea del poder de lo femenino. Mi idea de ilustrar estos cuentos fue la de establecer una apreciación muy personal de estas figuras, tanto en lo sublime, como en lo fantástico. Jugué mucho con estas formas.
La princesa encantada que es un vestido blanco en donde asoma el rostro de una luna, la hada madrina que viaja en una calabaza, la ambiciosa mujer que se oculta tras una máscara de cuervo o la bruja malhumorada que se vuelve casa y en la que se "esconde" tras su puerta. Los personajes intentan contrastar sus gestos, formas sólidas y otras que solo se sugieren, como ésta contradicción de lo humano, o el recurso de los sombreros, que aparece como un lenguaje escénico en donde se plasma la propia personalidad.
Hay muchos rasgos de juego que buscan esa intención de lo imaginativo, un juego de retablos inciertos que no concluyen sobre este poder atractivo de lo femenino, sino solo arrojan imágenes posibles sobre el texto.

    – ¿Cómo se inspiro?

    Me ayudo mucho un texto de Harold Bloom, “La invención de lo humano”, y aunque se centra en un autor en particular, describe los artificios que se han construido en la literatura como lo “humano” y lo “fantasioso” y crea un juego del espejo sin fin, en donde lo humano genera íconos visuales y éstos regresan a construir lo humano. La idea sencilla de jugar con elementos muy identificables.
 
    – ¿Qué mensaje quizo transmitir?

    Existe un intento de concepto que me gusta jugar en las imágenes, que me ayudan a construirlas, pero no tengo intención de que se entienda todo, me es suficiente en abastecer la primera lectura y prefiero pensar en las imágenes como esos mensajes que uno pone en una botella y los tira al mar, deseando que alguien los lea pero sin jamás tener la certeza de que así sucederá, como una promesa.  Ese es el mensaje justo que desearía existiera, la de ser un mensaje en la botella. Mera posibilidad.

    – ¿Cómo creó el carácter para los trabajos seleccionados?

    El carácter del proyecto es una consecuencia del propio texto, de su escritura, aunque también me ayuda el escribir ideas cortas sobre la historia, estas palabras que surgen empiezan a dirigir todo el concepto del proyecto, dan luz al tono y a sus rasgos, una especie de análisis de texto muy sui géneris, incluso se vuelven un esquema muy literal, es como obtener de las palabras su color poético para luego escribirlas en imágenes literales en donde la metáfora se vuelve fundamental para la construcción de ellas. De estos escritos obtengo el concepto.
Algo característico es su lenguaje escénico, desarrollo una especie de vestuario o atrezzo que da carácter a la estética de los personajes y que pretenden extender su historia. Lo demás es un recorrido en busca de vereda.

    – ¿Qué material, herramienta o técnicas utilizó?

    La mayoría de mi trabajo es digital, texturas, colores, dibujo, aunque a veces digitalizo alguna textura y retomo su estructura para crear una nueva o sencillamente para usarla. Curiosamente utilizo también las palabras, el proceso es algo muy parecido a un montaje de imágenes. La forma de trabajar es comenzar con las palabras, las escribo, las uso, las muevo, juego con ellas, esto siempre me ayuda a acercarme a los elementos, fotografías, textos, papeles, colores, todo es susceptible de uso.

    – ¿De sus trabajos, cuál fue el que le significó mayor trabajo y esfuerzo? ¿Por qué?

    Unos de los trabajos que más he desarrollado ha sido la serie de Llona, primeramente porque con ella rompí la forma en que antiguamente trabajaba y la forma en que me relacionaba con el trabajo, implicó inventarme y empezar a construir una idea sobre las ilustración y los libros.
Con ella llevé un trabajo sobre la idea del anhelo, donde la escritura me acercó a la parte personal de este concepto. Entendí lo que es para mi un anhelo y trabajé mucho los espacios como una escena en donde surgían accidentes que me llevaron a las formas, como encuentros afortunados, de ellos surgían cuestiones que tenía que resolver, una especie de diálogo propio que terminó en imágenes que no sabía dónde terminarían, pero que me llevo a la serie que terminé mucho tiempo después.

    – ¿Puede compartir con nosotros ideas sobre su trabajo "LLONA"? ¿Cuál es el significado del color rojo y de la luna?

    Llona, es un ser de pies pequeños, ligeros, tragedia para ser humano con un cuerpo que anda en la tierra, casi de rostro infantil, su mirada anhelante, siempre en busca, sin saber qué pero siempre en busca, en ese impulso del deseo que lo cubre todo, como ella, incendiándolo todo, como una noche roja en la que nos perdemos.
La serie consta de tres imágenes, en donde el juego del anhelos se desarrolla, en la primera, ella, vestida de deseo, se acerca, lo envuelve, le susurra y en un abrazo profundamente rojo, que lo arropa, como la vida, le guía, le hace enamorarse de la luna, lo pierde. Llona en una noche, en una noche roja mirando la luna, curiosamente sobre la Luna, una luna enorme que igual son los cuernos de un toro blanco, nunca sabremos. Mientras el reflejo de otra luna cuelga en su Mirada.
En la segunda imagen ella le ha dejado sus alas, alas inciertas que le hacen pensar en volar, dejar el piso, intentando navegar por la noche, recogiéndose furtiva, anunciando la madrugada.
En la tercera imagen, Llona vuela ágil o eso parece, como esos peces que le nadan el cuerpo y que lo visten de locura:inasibles. Su ropa se ha manchado de rojo, como si la noche fuera él mismo, mientras ella, huye eternamente en un caballo azul, quedando la madrugada y la mirada que nunca se acaba.
Una serie de imágenes sobre el anhelo, sobre esa parte platónica del deseo vehemente, siempre ilusorio, siempre vital al ser humano. El rojo es sangre, sangre que mueve, sangre que se vuelve fuego y que lo abraza todo, rojo que es luz y que es fuego, consumiéndolo, devorándolo, vistiéndolo. Alumbrando la noche.  Y la luna siempre en lo alto asomándose para impulsarnos, aunque sea una ilusión.
Hay muchas ideas vertidas, la luna, que en el solo acto de alumbrar puede volver lunático a cualquiera (muy parecido al amor), los peces como las figuras metafóricas de lo inasible, el rojo que es una idea de sangre-fuego, las alas, el negro que hace mover todo los elementos.
En sí el trabajo es una exploración sobre el anhelo, ideas que se disponen a manera de teatro en el que intento verme.

    – ¿De dónde consigue su inspiracion generalmente? ¿Qué película, libros o música disfruta?

    La inspiración me viene de los días, de creer en todo momento en la certeza del texto. Me gusta pensar que la vida es en todo momento ficción, hacer que todo se haga una realidad, texto y pensamiento.
No hay más realidad que la que uno pronuncie.
Lorca es uno de los escritores que más me ha inspirado, Marguerite Duras, Robert Walser. En cine, considero el mejor a Theo Angelopoulos, me gusta Pina Bausch. Me gusta mucho el teatro.
Y de música hay un grupo que siempre me hace encontrarme, es un disco de un grupo llamado Stoa, o por ejemplo la música de Eleni
No sé, me inspiran los días, la gente, las fotografías, por ejemplo, Diane Arbus se me hace interminable, en fin, soy muy susceptible a ser detonado.

    – ¿Estudió ilustración en alguna escuela?

    No, estudié escenografía en una escuela de teatro en México.

    – ¿Qué influencias tiene su trabajo? ¿tiene algún trabajo como ejemplo?

    Las influencias en mi trabajo son muy variadas, pero vienen más de ideas de escritores que de ilustradores, aunque admiro mucho el trabajo de grandes artistas como Wolf Erlbruch, Lisbeth Zwerger, Pablo Amargo, Narges Mohammadi, Carlos Alonso, maestros excepcionales.
Ahora, la influencia más ubicable para mi trabajo es un trabajo que hizo un poeta mexicano, Octavio Paz, con unas cajas y construcciones plásticas de su esposa, Marie José, “Figuras y Figuraciones”, éstas construcciones eran percepciones de conceptos visuales muy bizarras a las cuales Octavio Paz les escribió un texto tan profundo y esclarecedor como irónico. Transfiguró en la imaginación conceptos visuales a conceptos escritos, al revés de nosotros los ilustradores, sin embargo es un ejercicio de lectura sorprendente y la idea más motivadora de cómo ilustrar un libro: “Más que cosas para ser vistas, son alas para viajar, velas para vagar y divagar, espejos que atravesar”.
(imagen “Les Yeux de la Nuit”).
En cuanto gusto estético, tengo un gusto por muchos pintores, desde Chagall, Caravaggio, El Bosco, Brueghel, Goya, en fin, un sin fin de genios del arte.
Un ejemplos tácito es la serie de Llona, que intenta un movimiento muy chagaliano en la figura, o “Calabacina” que navega por el mundo del Bosco, no sé.

    – ¿Para el arte, para la vida o para la diversión, qué cosa  usted tiene gusto de intentar después?

    Me gustaría mucho concluir un proyecto de animación que tengo en planes, pero no estoy muy seguro. Y escribir, aunque nunca podría ser escritor, solo como camino para seguir encontrándome o por lo menos inventándome junto con mi trabajo. Y con algunas pequeñas esculturas tengo un pendiente durmiendo.



Entrevista para dpi Magazine 2008
por Sasha Weng.