domingo, 18 de septiembre de 2011

Nota 6. Crear tramas no hilos.


Uri Shulevitz ancla la definición del libro álbum en dos códigos fundamentales, la imagen y el texto, de su relación de interdependencia el libro álbum se instaura separadamente de los libros ilustrados, distinguiendo una diferencia sustancial entre  el formato y el concepto de libro álbum. Las seguidas reflexiones de investigadores agregaron en la relación de estos dos signos su forma en que se estructuran en una  única narrativa, aquí Teresa Colomer extiende el análisis y señala una ruptura en la unilateralidad  de la narrativa para disponer de múltiples y complejas líneas que crean un espacio intertextual elaborado, permitiendo esa metaficción tan parecida a la simultaneidad de nuestros días. Es con Edmund Evans con quien el libro álbum se entiende como una unidad simultánea. Y aunque nosotros en la intención de analizarlos deconstruyamos sus partes en diferentes códigos, hay que entender la indispensable unidad conceptual que se señala. La cubierta, las guardas, la portadilla y el colofón son elementos gráficos que refuerzan esta unidad y los  diferentes elementos actanciales, formato, palabras, paratextos, imágenes, características de producción, conceptos editoriales  confluyen en un solo caudal: el libro álbum. Entonces esta unidad simultánea de lectura convierte todos los códigos en gráficos legibles, en mensajes de una escritura que discurren en una narrativa polifónica.
Ahora, el hecho de que el libro álbum admite diferentes lecturas, no significa que la ambigüedad sea la generadora de estas interpretaciones, más bien es el sostén conceptual y el discurso escrito los que generen estas posibilidades, por ello es importante entender que la exposición y la sucesión de los códigos deben ocurrir como líneas narrativas llenas de significados y sujetados siempre por el concepto para que entendamos profundamente el discurso de libro álbum. Recordemos que la hoja en blanco es un espacio altamente sensible y significativo y el hecho de experimentar lecturas en un solo actor gráfico no significa que se tenga una ilustración, para ello es necesario distinguir la urdimbre de todos los elementos actanciales en todo momento. Esta comunicación multidimensional y cíclica, que es un diálogo entre el lector y el libro, solo existirá si nosotros hemos trabajado a profundidad sobre estas estructuras. No hay más.
Es construir posibilidades sobre un manejo intrínseco del tiempo, sobre la urdimbre de las tramas, sobre esos pliegues que tejen las realidades sobre un mismo lienzo, así el libro transcurrirá, sucederá, acontecerá y permitirá siempre la vuelta del lector.


La lectura y lo interminable.
Fragmento del texto para el taller en  FILIJ 2010